Uno viene, otro va. Tan simples como dos personas, se pueden transformar en sentimientos si quieres. El dolor se va y la alegría llega, ¿qué mentira no? Los sentimientos los manejas vos, ellos no te manejan a vos. Vos decidís si el dolor viene o se va, o si le das hospedaje en tu cama por cinco meses. La alegría puede circundar tu vida para siempre, solo basta con que vos le des ese lugar que necesita para llenarte el corazón de positivismo y no encerrarte en vos misma, que todo lo que haces te sale mal, que todo lo que tocas se rompe y más negatividades. No hace falta nombrar esos infaltables bajones dentro de la felicidad, sino ¿qué sería de nosotros sin bajones, sin aprendizajes, sin tropiezos y caídas? ¿Cuándo aprenderíamos? Viviríamos cometiendo los mismos errores una y otra vez. Aprendé a perdonarte el caer una y otra vez en el mismo pozo ya que quizás necesitabas caerte tantas veces para poder aprender, no todos tienen la suerte de aprender ante la primera caída, ante el primer obstáculo. Respétate, date tiempo, dale tiempo a tu cabeza, para que acomode los pensamientos, las circunstancias. Y si pasa el tiempo y las cosas no se acomodan podes buscar ayuda, todo depende de vos. No quieras que todo pase ya, que la felicidad llegue ya, y que todos te acepten como sos ya porque quizás no pasa todo porque no tiene que pasar y la felicidad no quiere llegar porque vos no estas preparada y las personas no te aceptan como sos porque realmente esa no sos vos. Y por último aprendé que los demás nunca te van a entender completamente y no te frustres por eso porque es lo razonable ya que ellos no vivieron tu vida, no estuvieron en tu lugar. Entonces ¿cómo van a poder entenderte? Acepta su ayuda. Sea cual sea, es todo lo que te pueden dar, no lo dudes.